miércoles, 4 de junio de 2008

Ask me to stay

Siguiendo con la reminiscencia de series que hace tiempo ya llegaron a su fin... Dawson's Creek, la serie con la que todo adolescente debería crecer.

He llegado a un punto de mi vida en el que posicionarse frente a algo no es lo más importantes. Hablo de los tan aférrimos Pjers o Djers. ¿Qué más da? Yo ya no tengo el recuerdo de aquel triángulo amoroso que parecía que jamás tendría un final a gusto de todos. Pues sí, al final lo tuvo; no estuvo a la altura de lo esperado, pero lo tuvo. Nos faltaron dialogos trascendentales, pero en fin, así es la vida.

Dawson's Creek está lleno de momentos. Momentos como, para mi puede que la mejor declaración de amor de la historia, el "Ask me to stay" pintado por Pacey en una parede que él mismo había alquilado para Joey. Cómo obviar también el momento "I remember everything" en el prom de la tercera temporada. Este momento, si me lo permitís, tiene ciertos aires, en mi opinión, al último capítulo de la primera temporada de la serie que ayer mencioné (Friends). Sí, ese momento en el que Rachel se entera de que Ross estaba colgada por él porque, después de muchos meses, éste se acuerda del camafeo (= pulsera de Joey) que ella le había hablado. El recordar cada minuto que se pasa junto a la persona amada, signo de verdadero amor. No sé... tal vez son paranoias mías.

Y siguiendo con momentos de la serie que nos atañe; qué precioso también el naufragar de la barca de Dawson en el muelle de Joey con, irónicamente, Pacey encima. ¡Qué memorable ese Like a virgin con Dawson rechazando a una Joey que estaba dispuesta a entregárselo todo! Bien sabemos que no sería capaz de entregárselo todo hasta la sexta y última temporada. Pero qué buenos momentos nos han hecho también ellos dos pasar. Uno de los momentos más bonitos es, sin duda, el reencuentro de Dawson y Joey bajo la lluvia después de su primera pelea en la segunda temporada con ese Kiss the rain de Billy Meiers sonando. O que tensión vivimos cuando después del Beauty contest de la primera temporada, Jen (¿cómo no había mencionado a Jen hasta ahora?) duerme con Dawson y Joey, emocionada, va en busca de su amado sin esperar que no lo va a encontrar solo. En ese momento empecé a amar la canción de Truly, madly, deeply de Savage Garden. Además, recuerdo también el The longest day, capítulo perfectamente narrado y editado en el que Dawson se entera de la relación que sus dos mejores amigos mantienen a sus espaldas. O el capítulo de la primera temporada en el que son castigados en la biblioteca un sábado y vemos ese primer beso cargado de tensión entre Dawson y Joey.

En fin, una serie con muchos momentos para recordar y por supuesto, muchos para olvidar. Y digo olvidar, porque las dos últimas temporadas no llegaron a ser ni un reflejo de lo que en su día fueran las cuatro primeras temporadas. Se cerró la etapa del instituto y pasamos a una universidad desaliñada, con una Audrey que era la única de aportar ese ápice de ironía que siempre habíamos tenido y amado en los diálogos. Pero bueno, aún así, la seguimos viendo. Y yo, por mi parte, estoy segura de que todavía sería capaz de hacer uno de mis maratones dawsonianos algún día.

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