He de admitir que nunca jamás había visto una película libanesa. Para alguien que estudia Comunicación Audiovisual y que se congratula al decir que sabe algo de cine, tal vez no haber explorado este tipo de cine es un delito. Alguien que se precie y diga de si mismo "yo se de cine", debería ver algo más allá del cine americano e incluso más allá del cine español. Queda muy bien decir "yo veo cine español". Y así debe ser. ¡Faltaría más! Si nosotros no vemos nuestras propias, ¿quién las va a ver? Y sobre todo, si pretendemos algún día dedicarnos a algo relacionado con el cine o la comunicación, ¿cómo nos atrevemos a ser tan cabezas cuadradas respecto a los films que vemos?
Ayer terminé de ver Caramel de Nadine Labaki. La vi en dos tandas. La primera fue hace unas noches y me dormí. No porque no me interesase la película, si no porque tenía uno de esos días súper vagos en los que no puedes aguantar ni un segundo frente a la pantalla. Y ayer por fin, la terminé de ver. El título de la película está inspirado en la mezcla de azúcar, agua y limón usada por las mujeres árabes como método tradicional de depilación. La verdad es que me quedé con muy buen sabor de boda. Es una película diferente; una historia de personajes; de personajes femeninos.
Desde la treintañera que regenta una peluquería y mantiene una relación con un hombre casado; la chica poco femenina que se siente atraída por una cliente, hasta la prometida que va a casarse sin que su marido sepa que no es virgen. Pero, sobre todos los personajes del film, para mi gusto, sin duda destacan la costurera de 65 años que sacrifica su vida para cuidar de su hermana anciana. El personaje de esta anciana no podría estar mejor interpretado. Desde luego, a mi consigue emocionarme cuando va por la calle recogiento los papeles tirados que ella cree que son cartas de su amante.
Así pues, acabo esta breve crítica animando a todo aquel que lea esto a que no se cierre en banda a ver otros tipos de cine. No solo se hacen películas en Estados Unidos o en España. Hay otro tipo de cine que también es digno de ver. Digno y, sobre todo a veces, enriquecedor.
Y la próxima que vea, será para mi un clásico, La vida es bella. Evidentemente no se trata de un clásico como tal, pero para mi es una de las mejores películas que he visto y de las que más me han emocionado (pese a que algún profesor de mi carrera diga lo contrario).
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