Esta vez sí. Después de volver de la ciudad del amor me han entrado ganas de volver a ver esta mágica peli de pequeñas historias de grandes directores. Cuando estuve en el festival de San Sebastián hace dos años me quedé con muchas ganas de verla. Al final, el año pasado pude, por fin, verla en pantalla grande.
La cinta, que puede decepcionar o agradar (según se mire), es una gran reconstituyente para aquellos con síndrome de Estocolmo después de visitar Paris. Sí, te quita el mono por momentos. Sus historias te llevan de nuevo a las callejuelas de Montmatre o te traen a tu lado los reflejos del agua del Sena. Además, algunas de sus historias te llegan al corazón.
Por otro lado, la dirección de algunos cortos, como el de Isabel Coixet, por ejemplo, es impecable. En otros casos, como en el de West Craven, nos sirven para reafirmar lo que conocíamos después de Música del corazón: West, quédate en el terror que es donde te sabes mover. Mi pasión por Scream o por pelis que este señor ha firmado es evidente, pero también creo que el "pastelón" no es su género.
En fin, que después de unos días en la capital francesa y de una estupenda visita paterna (y materna) en la ciudad de la Kölsch, vuelvo de nuevo al mundo blogger para dar más guerra o tal vez sólo para guerrear.
Aquí me tenéis...
2 comentarios:
Me encantó la película, además que una ciudad tan bonita sólo puede describirse con historias de amor y aparecen tantas como signigicados tiene la palabra.
ei! me encantó esta película, coincido contigo, Wes Craven debería dejarse de experimentos y dedicarse a lo que verdaderamente sabe hacer (aunque después de esa "inclasificable" película, experimento llamada "Aullidos" no sé yo si se le habrá pasado ya su momento) bueno todo esto para informarte que con tu permiso, te enlazo desde mi blog.
Por cierto, la mejor, la de Coixet, sin duda.
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